Existencias: costes excluidos.

Hay costes que suponen un importe muy importante y que no deben interferir en los precios de venta.

Si esos costes se incorporan al ciclo productivo repartiéndolos del modo que se considere oportuno, se produce una desventaja competitiva importante para la empresa.

No hay que confundir lo anterior. La desventaja se produce en el momento de la venta si se incorporan esos costes a la hora de calcular los márgenes por unidad vendida. Si no se incorporan al ciclo productivo, la desventaja se produce en la obtención del resultado de la empresa, pero no en los precios de venta de los productos fabricados.

En definitiva, este tipo de costes, si no se controlan, se miden y, lo más importante, se corrigen, la empresa terminará sufriendo una desventaja que, tarde o temprano, le causará muchas preocupaciones.

Este tipo de costes, referidos a las existencias, son los siguientes:

- Los costes de almacenamiento excesivos.
- Los costes por subactividad.

En el primer caso, el control de las necesidades de producción es fundamental; si no se calcula bien, habrá un exceso de materia prima cuyo coste de financiación, coste de mantenimiento y coste de ocupación, penalizará la cuenta de resultados de la empresa o, en su caso, el margen de beneficio por unidad vendida.

En el segundo caso, el exceso en metros cuadrados para almacenar todos los productos de la empresa, según la necesidad productiva, ya sea por productos terminados, materias primas, subproductos, residuos o envases y embalajes, nos producirá un exceso de coste por la falta de actividad y de uso de esos enormes almacenes para las necesidades productivas reales, es decir, un sobre coste por la subactividad.

Por lo tanto, esos costes son debidos a una mala gestión de los responsables de la logística de la empresa, una mala gestión que no debe castigar ni el margen de los productos vendidos, ni, a la postre, el margen de la cuenta de resultados general de la empresa.

Y lo peor de todo, son costes, que terminan por no calcularse, por no sufrirlos de forma clara. Es decir, terminará considerándose que esos metros de más ociosos, son algo normal, por que están así de toda la vida.

Así pues, mucho cuidado con perder de vista los costes ocultos, los que no saltan a la vista. Estos costes deben, como mínimo, excluirse del cálculo de los márgenes para los precios de venta.

Los libros no están hechos para que uno crea en ellos, sino para ser sometidos a investigación. Cuando consideramos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué significa.






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