Una contabilidad analítica de costes requiere unos pasos para su correcto desarrollo. No es una cuestión baladí aunque parezca muy obvio.
Cuando hablamos de contabilidad financiera la cuestión es relativamente simple. Se siguen unas normas estructuradas, unos protocolos estipulados, unas acciones estudiadas y analizadas para que todos sigan el mismo camino, de forma que se analice todo desde una perspectiva similar para todas las empresas.
Pero cuando entramos en la contabilidad analítica de costes, la razón es la lógica de cada empresa, de cada desarrollador, de cada contable; no hay normas, no hay protocolos. Cada cual lo hace según su entender y siempre teniendo en cuenta que la contabilidad de costes es la bisagra que une a la perfección la contabilidad financiera y la contabilidad presupuestaria.
Se puede decir que para una contabilidad analítica lo único razonablemente común es la fase del enfoque, es decir, la fase de la gran cuestión: ¿qué metodología utilizo para la implantación y el seguimiento de la contabilidad de costes?
Es tan simple como complicado. Son tres los axiomas a seguir y cada uno deja libertad absoluta al contable:
1.- El análisis de la información y la toma de datos.
La contabilidad analítica es básica para la toma de decisiones. Pero las decisiones no serán acertadas si la toma de datos no es completa.
Básicamente la contabilidad analítica tiene un gran enemigo: las prisas. Se requiere de una virtud para ser un buen contable de costes: la calma y el no precipitarse, aunque las presiones desde la gerencia sean elevadas para obtener resultados rápidos.
2.- La toma de decisiones.
Hay que hacer el desarrollo de los posibles escenarios y aplicar las diferentes soluciones. Descartar y elegir. Esa es la cuestión. Aplicar el raciocinio según lo que se desea obtener como resultado adecuado a los objetivos de la empresa. esto implica una total anarquía normativa, ya que será el contable el que determine como lograrlo sin tener que aplicarse normativa alguna.
3.- Puesta en práctica de la teoría.
Esta es la parte más relevante, ya que no sólo es probar en tiempo real, es, además, hacer el seguimiento de lo teórico para analizar lo que no se pensó, para corregir lo que se desvía del objetivo, para aplicar medidas que impidan que la contabilidad de costes se aleje de la realidad a la que se desea llegar: el objetivo marcado como estrategia de gestión de la empresa.
El fundamento de las buenas decisiones es la contabilidad analítica de costes. Es la que intermedia entre la contabilidad financiera y la contabilidad presupuestaria. Es la que más personalismo profesional requiere de todas las contabilidades. Por eso, es la más importante.
Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza.
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