Contables: ¿sólo financieros? ¿No hay especializaciones?

Como acabamos de regresar de las vacaciones, no quiero empezar con contundencia. Más bien al contrario; de forma suave, entraremos en lo duro del curso escolar que se avecina.

Por lo tanto, hoy os voy a plantear una cuestión para que nuestra mente reflexione de forma serena y sin prejuicios.

Cuando hablamos de contables, cuando una empresa busca un contable, cuando el ejecutivo de turno responsable de los recursos humanos busca un perfil de contable,... ¿realmente se refiere a un contable?

Porque, ¿qué es un contable? ¿A qué se refiere la designación de contable? ¿Qué quiere decir el ejecutivo responsable de los recursos humanos cuando afirma que busca un contable profesional?

¿Están buscando un profesional de los presupuestos, un profesional de la analítica de costes o un profesional de las finanzas?

Al igual que ocurre en cualquier profesión, las especializaciones son fundamentales a la hora de designar a un buen contable. Cualquiera se puede saber de memoria el PGC, pero, ¿para qué sirve eso en una analítica de costes?, o, ¿en una contabilidad presupuestaria? No quiero decir que no sirva para nada, sólo digo que su importancia es más bien relativa.

Piensen en la abogacía, ¿es lo mismo un abogado laboralista que un abogado mercantilista? Un abogado de asuntos mercantiles se encontrará desubicado en los asuntos laborales y viceversa.

Piensen en un fontanero, ¿es lo mismo un fontanero de cuestiones que afectan a una vivienda, que un fontanero que debe resolver un problema que afecta al suministro de agua a toda una ciudad?

¿Verdad que hay una diferenciación clara?

¿Porqué no ocurre eso mismo con los contables? Y, por poner un ejemplo más, ¿porqué no ocurre lo mismo con los profesionales de la informática? O, ¿con los periodistas? (Esta última, una profesión denostada hasta extremos inimaginables por todos los advenedizos que por una redacción se creen en potestad de sentirse periodistas). Lamentable.

Parece ser que hoy en día, cualquiera puede ser un buen contable o un buen informático o periodista. No pongo en duda la segunda parte: la actitud, la implicación, la complicidad, la connivencia con los proyectos empresariales,..., lo que pongo en duda es la selección que se realiza en todas las empresas, sean grandes, medianas o pequeñas.

¿Cuando aprenderemos que un profesional es aquel al que no sólo se le suponen los suficientes conocimientos académicos, sino que además demuestran que quieren, desean, necesitan, aspiran, anhelan, ambicionan,..., implicarse en un proyecto empresarial?

Señores ejecutivos de la responsabilidad de recursos humanos, señores autónomos empresarios, señores de las empresas pequeñas que deben escoger un empleado, no miren sólo el CV del entrevistado, vayan más allá, no se queden en la superficie. Un buen contable, sí, pero, ¿para qué? Para las finanzas, los costes o los presupuestos. Añadan a esto el proyecto por el que quieren contratar a alguien y comuníquelo con franqueza. Verán que el resultado es mucho más satisfactorio.

Para empezar este nuevo curso, ya os he planteado suficiente materia de reflexión. ¿O no?

Porque la cita de hoy, se las trae:

El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
 Federico García Lorca

Pero no todo va a sr pensar y meditar. También podemos y debemos divertirnos. Hasta los contables.
Por eso este video musical os hará recordar que en algún escondrijo de vuestro cuerpo tenéis al menos una sonrisa y el ritmo en el cuerpo.


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