Revolución tecnológica. Y, los contables, ¿qué?

El capital nunca tiene miedo al cambio tecnológico o industrial. A lo que le teme es a la reacción de las personas.

El capital sabe perfectamente que las revoluciones siempre terminan con beneficios. Que hay una revolución industrial, ¡perfecto!, que hay una revolución tecnológica, ¡perfecto! ¿Dónde está el problema?: en la reacción de las personas; en el miedo de las personas a los cambios.

Hace poco leí un artículo que daba por sentado que habían una serie de profesiones destinadas, sin remisión, al olvido, a la desaparición. y, después de reflexionar en esa cuestión, me pregunté: ¿Qué ocurrirá con los contables?

Todas las profesiones que ya han desaparecido, que están desapareciendo, o que desaparecerán en breve, son profesiones dedicadas a elaborar procesos repetitivos; procesos que son como en una cadena de fabricación de automóviles; siempre lo mismo; rutina, repetición, sin descanso, sin demora, con la misma carencia en cada unidad.

Ahora, mis queridos lectores, les traslado una cuestión: ¿en qué se diferencia un contable de los adjetivos que he escrito en el anterior párrafo? Tareas repetitivas, con una normativa perfectamente definida, sin líneas de discusión, sin  tener que discernir cuestiones, más allá del contenido de un documento; cuestiones que por otro lado, hoy en día, todos los ordenadores son capaces de leer e interpretar perfectamente; (maldito OCR, o bendito, depende como todo, del cristal con el que se mire).

Pero todo esto es pura bazofia. Sí. Tal y como lo están leyendo. Sí, tómense una tila, respiren hondo, y, piensen. No se rasguen las vestiduras antes de tiempo. Si la humanidad vive mejor que antes, ha sido gracias a las revoluciones, a los cambios radicales en el tiempo. Nada que sea una interrogación de un momento; todo lo contrario; debe pasar un tiempo hasta que somos capaces de asimilar los beneficios sociales de las revoluciones.

¿Los contables del futuro? Robots, no les quepa la menor duda. Hemos de agradecerlo. Las tareas repetitivas son tediosas por definición. ¿A quién le gusta estar ocho horas al día haciendo lo mismo todos los días hasta la edad de jubilación? (es decir, hasta más allá de los sesenta años, de forma indefinida hoy en día, ustedes ya me entienden).

El que diga que sí, que le gusta, miente cual bellaco del medievo. Admitamos los robots. Nos permitirán realizar nuestros sueños, ser dignos de nuestra inteligencia, dejar de ser unos contables mecánicos y ser unos contables creativos.

Ahí está el truco. por mucho que avancen los robots, éstos nunca podrán crear nada como lo que crea la mente humana, siempre iremos por delante, porque la mente humana es impredecible. No hay algoritmo capaz de razonar como las 'locuras' de un ser humano. No se aproximan ni de lejos.

La creatividad, los sentimientos que todos ustedes llevan dentro, úsenlo para ir un paso más allá de la contabilidad financiera mecánica de los asientos. Cuando tengan que presentar las cuentas, los extractos, los informes, piensen en cómo no lo haría un robot.

Y se les reconocerá por ello, porque todo llevará el signo diferencial de su creatividad. El que piense que la contabilidad es algo frío, mecánico y monótono, se equivoca; sólo lo es porque el que la genera no ve más allá de las normas contables.

Para que mediten sobre esta cuestión, la cita de esta semana les pondrá en la mente una frase que, como todo lo de este magnífico filósofo, es profunda por su sencillez.

"El progreso consiste en el cambio".
Miguel de Unamuno

Y si no, díganme ustedes, si un robot podrá crear algo ten bello como lo que se expresa en el video musical de esta semana.

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