Los costes salariales y sus discordancias.

En los últimos días, se ha hablado mucho de la subida del salario mínimo interprofesional, (SMI), en un 8,00% para el ejercicio 2017. Y, como siempre ocurre con la clase política, según el color de cada bandera y según por donde sople el viento ese día, se ha vendido dicha medida como buena o mala, aunque también como todo lo contrario; es decir, un sin sentido que sólo se explica mediante la hipócrita aplicación de los intereses creados de cada partido político. (Me da igual el que sea).

Seamos claros y dejémonos de sandeces, la medida es buena, corta en su dimensión e incluso tardía, pero sin duda alguna, una buena medida. Permítanme, aunque sea de forma licenciosa que lo explique del siguiente modo: más vale tarde que nunca siempre que la dicha sea buena, porque menos daría una piedra.

Les pido ya disculpas, si en algún momento de esta publicación detectan intemperancias que sólo son fruto de mi vehemencia en la defensa de cuestiones de suma importancia para las empresas.

Y voy al grano.

¿Por qué los gobiernos no dejan que se afloren mensualmente los costes salariales ocultos?, ¿por qué los estados se empeñan en negar la mayor de una realidad contractual obsoleta?

¿Por qué los empleados permiten que otros manejen su hucha de las pensiones, llenada con retenciones sobre su salario mensual devengado, y no exigen, además, una hucha por las indemnizaciones?

¿Por qué no se permite que las indemnizaciones por despidos formen parte del salario devengado y no sean sólo unas retenciones que van al fondo de garantía salarial?

Ya,..., porque no es algo cierto, porque se puede discutir, porque igual al final no hay que pagarlo o se reduce, porque el fondo de garantía salarial ya se encargará de esto en caso necesario..., en otras palabras: por la incertidumbre en su conclusión.

Pues, ¡oigan ustedes, terminemos con esa incertidumbre!, ¡qué carajo!.

Cambiemos los términos y las definiciones con las que se juegan en ese tablero: transformemos esas posibles indemnizaciones, (sean o no discutibles y sean o no ciertas), en más salario mínimo interprofesional, y, a cambio, que los empresarios tenga total libertad en los despidos.

¡No!, ¡no se rasguen las vestiduras sin apenas meditar este planteamiento, por favor!

Para quienes puedan pensar que este importe no sería de una importancia suficiente como para tener en cuenta un planteamiento que rompe de forma directa con lo correctamente establecido, y, por lo tanto, con lo que debe ser inamovible e intocable, les recomiendo la lectura de una publicación: 'La contabilidad analítica y los recibos salariales'.

A pesar de lo que aparenta, esta medida tiene más pros que contras. Otra cuestión es el peso de cada pro o contra; es decir, la balanza se inclinará hacia un lado u otro no por el número de pros y contras, sino por el peso absoluto que cada platillo de la balanza debe soportar, según el entendimiento de cada cuál.

Pero eso, lo definiremos con mayor amplitud en la publicación de la próxima semana.

Mientras tanto, ¡disfruten de la vida!

La cita de esta semana; mediten sobre lo publicado hoy con esta frase de Margaret Drabble:

Cuando nada es seguro, todo es posible.
(Margaret Drabble)

El video musical de esta semana, un auténtico espectáculo en sí mismo, ¡ah!, y no tiene nada que ver con el ¡aserejé! Disfrútenlo.









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