Los pilares esenciales de una buena contabilidad.

Toni era rápido asentando documentos. Muy rápido y fiable. El gerente estaba muy contento con su jefe de administración; de hecho, Toni estaba con él desde los duros tiempos en que puso en marcha el proyecto empresarial de su vida: una empresa dedicada a la prestación de servicios contables.

Desarrollaban la contabilidad a empresas de muy pequeño tamaño, en especial a autónomos.

Su especialización y buen hacer, le llevó a un rápido crecimiento. El gerente pronto tuvo que contratar a Toni para poder cumplir con calidad a todos los clientes que se captaban, no por una estrategia de marketing, sino por su excelente profesionalidad, que hacía que el boca a boca publicitara su negocio de forma sólida.

Mientras tuvo tiempo de aleccionar a su pupilo Toni, la empresa siguió creciendo. Logró que Toni siguiera sus enseñanzas, basadas en simples conceptos de organización profesional: unir la formación académica de Toni con el orden, la sencillez y la fiabilidad que da la experiencia de un profesional amante de su profesión.

Como el negocio seguía creciendo, tuvo que remodelar las responsabilidades de cada cual, él pasó a ser un administrador, (y no un gerente y 'chico para todo'), y Toni pasó a controlar a los empleados que tenían que ir contratando para poder cumplir en tiempo con todos los clientes que se captaban, no por una labor comercial de captación, sino por una fama que dio rango de marca a su negocio; con lo cual, Toni se convirtió en jefe de administración de su negocio.

- La responsabilidad de la negativa marcha de su negocio es de Toni. - espetó el auditor al gerente.

- Imposible. Se equivoca. Con toda seguridad. ¡Seguro que no tiene argumentos para mantener su afirmación! - repuso el gerente, que fue levantando el tono de su voz al mismo ritmo que la sangre le subía a las ya sonrojadas mejillas, no por un sentimiento de vergüenza, sino por la incredulidad de lo que estaba escuchando.

El gerente había decidido, meses atrás, contratar los servicios de auditores externos que le mostraran las razones por las que su negocio había ido en decadencia en los últimos ejercicios. Pero, ni en sus peores pesadillas, hubiese podido imaginar que esta sería la conclusión de los auditores.

El auditor se lo explicó de forma clara y él, tuvo que admitir su derrota estratégica:

- Su empresa a perdido los cuatro pilares fundamentales sobre los que cimentó su negocio en sus inicios, porque Toni no ha sabido transmitir a los nuevos empleados lo que usted le transmitió a él: asegurarse de la formación académica de los empleados contratados; la sencillez en el análisis de los documentos a contabilizar; la fiabilidad en las cuentas usadas en los asientos; y, por último, el orden en los criterios de clasificación y archivo en los anaqueles físicos o virtuales. Sus clientes han percibido esta pérdida de calidad en la prestación de sus servicios. 

El gerente supo al instante que, aunque no están normalizados ni reglamentados de forma explícita, nunca debió perder de vista los cuatro pilares esenciales de una buena contabilidad: la formación académica, la sencillez, la fiabilidad y el orden.

Y para que los cuatro pilares sean uno sólo, hay que regarlos todos los días con un amor pasional sin fisuras, por esta profesión.

La cita de esta semana esta de forma explícita en la imagen visual de la entrada de hoy. Meditadla, por favor. En muchas ocasiones, somos nosotros mismos los que complicamos las cosas.

La simplicidad es la sofisticación definitiva.
Leonardo da Vinci

Por último, un ritmo alegre en nuestro video musical de la semana, sin más pretensiones que hacer que nuestro cuerpo nos pida marcha. Disfrutadlo.






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