La pasión contable y la frialdad fiscal.

Cuando el Sol deja paso al crepúsculo siempre hay dos posibles perspectivas para entender este fenómeno natural: el Sol se esconde o la oscuridad renace.

Es el eterno dilema de la doble visión: el vaso, ¿está medio lleno o está medio vacío?

Sin embargo, desde mi punto de vista, hay una tercera opción: el crepúsculo en sí mismo, el vaso a la mitad de capacidad, ni lleno ni vacío, ni Sol ni oscuridad, ni luz ni noche.

Es el equilibrio el que nos mantiene alerta. Ni regocijo por optimista, ni sufrimiento por pesimista.

El equilibrio no es ni malo ni bueno; no es ni indulgente ni despiadado; diría que es aséptico. Al contrario de lo que muchos puedan opinar, eso no es malo. No hay porqué avergonzarse de pensar así.

Sí, es cierto que no hay extremos; las penas y los sufrimientos son más llevaderos, del mismo modo que los gozos no son una algarabía de felicidad.

Pero es la mejor manera de afrontar todo lo que la profesión de cada cual pone, día sí, y día también, ante nuestras narices.

En la ya dilatada trayectoria profesional mía, he visto muchos empresarios caer por ser demasiado optimistas, tantos como los que he visto que no avanzaban por ser demasiado pesimistas.

La gran paradoja es: ¿somos profesionalmente apasionados o dejamos la pasión sólo para el amor?


¿Cuántos contables son realmente profesionales? ¿Cuántos contables aman su profesión o sólo la profesan como un  medio de sustento?

La fiscalidad es fría. No tiene color. La fiscalidad desbarata una buena contabilidad y, en muchas ocasiones, hace que un contable sea mediocre. Porque la fiscalidad no es asunto de un contable, es asunto de un asesor fiscal. No debemos confundir los términos.

El amor conlleva pasión. No hay amor sin pasión, de igual forma que no se conoce el amor hasta que no se sabe lo que es la pasión. Y, un contable tiene que sentir la pasión por su profesión, sólo así, será un buen contable.

Los contables deben ser  equilibrados y no hacer la contabilidad pensando en cómo quedará fiscalmente, no es cuestión de menospreciar al fiscalidad, pero tampoco debe primar ésta.

Que primero hagan su trabajo contable y, después, atiendan las posibles repercusiones fiscales, que ya le indicará un asesor fiscal. Tiempo hay para modificar lo que sea necesario par una contabilidad financiera acorde a los designios de la fiscalidad.

La cita de esta  semana es una curiosidad que he encontrado, que así, a bote pronto, te hace dudar en la respuesta a la pregunta, ¿o no?

“Si el sexo es un fenómeno tan natural, ¿cómo es que hay tantos libros sobre cómo hacerlo?”. Bette Midler, actriz estadounidense.

El video musical de la semana es un excelente antídoto contra la melancolía, sigan su ritmo, déjense llevar y disfruten.
















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