Gobernantes taimados, académicos ingenuos y empresarios seculares.

Hace poco tiempo, leí una entrevista que me proporcionó mi muy estimada y admirada Vanesa Juan Miguel.

Se entrevistaba a Olga Lupión, y se extractaba un titular a pie de foto, que será la cita de hoy para la semana:

'Todavía no hay confluencia total entre el mundo universitario y el empresarial y ello provoca que tengamos mucho potencial, pero no tengamos talento.'

Permitidme que la publicación de hoy verse sobre el trasfondo de esa cita. En dos líneas, dice tanto, que no me resisto a la tentación de destripar lo que las mismas nos dicen, (o por lo menos es lo que me dice a mí), a los que estamos en el terreno de juego de la realidad empresarial todos los días.

No estoy de acuerdo en el inicio de la cita. Se aspira a una confluencia total, y, para eso, falta muchísimo, por no decir, que casi, casi, ni se ha empezado. Ni las empresas, ni las universidades y obviamente ni los gobiernos, (del color que sean), se preocupan como es debido de este asunto. Por lo tanto, para mí, no es que 'todavía no hay confluencia total', es que directamente no hay confluencia, ni total ni parcial.

Las universidades van por un lado, las empresas van por otro, y, los que tienen que poner orden, concierto y leyes, van de discusión en discusión, de bronca en bronca, de ley en ley, de reforma en reforma, pero realmente no se preocupan ni por el potencial, ni por el talento de los jóvenes; de las empresas, se despreocupan, sin más.

Los políticos lo tienen claro: cuando llegue el momento, que sean las empresas las que terminen de formar a esos jóvenes que tan preparados están académicamente, pero que no tienen ni la mínima idea de lo que significa jugar en la realidad de un tablero de ajedrez donde se enfrentan la realidad académica, con la realidad laboral en una empresa. Es decir, aquí, la teoría aplicada brilla por su ausencia.

Lo que más les gusta cuando llegan los esplendores de las campañas electorales, es poder decir cuanto han hecho por ayudar a aumentar la preparación académica y el potencial de los jóvenes talentos, que van a llegar al mercado laboral; eso, sin mentar las enormes posibilidades de emprender negocios con ideas innovadoras que van a tener estos jóvenes.

Obviamente, y, como ya habréis apreciado, el cinismo prevalece en la publicación de hoy. Y sigo.

Mientras tanto, los empresarios de toda la vida, ¿Qué hacen? No les queda otra. Confirman que esta cuestión es algo tan normal, es algo tan de toda la vida, que no vale la pena perder el tiempo en estas luchas, no vale la pena perder energías, tiempo, esperanzas y dinero, en estos menesteres. Llegado el momento, si hace falta un becario, se le contrata para trabajos que son, en muchas ocasiones, todo lo contrario de la formación universitaria del becario. Total, qué más da, su formación laboral empieza en el momento de la contratación; cuando esté formado ya se le contratará para lo que ha estudiado y se ha estado formando académicamente durante cinco años.

Pero basta ya de cinismo. Esta no es una cuestión baladí.

Afortunadamente, los jóvenes empresarios apuestan muy en serio por el talento y el potencial de los jóvenes universitarios. Porque no es cierto lo que dice la cita del principio de la publicación: 'pero no tengamos talento'. Los jóvenes empresarios son capaces de pasar por encima de todas las trabas burocráticas con las que el gobierno de turno intenta hacerles desistir de sus principios, porque saben que sí hay talento. (Para muestra, un botón: Viuda de Tadeo Juan, S.A.). Y, por primera vez en la ya dilatada experiencia profesional mía, empiezo a ver jóvenes empresarios capaces de poner en su sitio a los funcionarios que se encuentran descolocados, por dos bandas: por un lado, un joven empresario que les enseña cómo deben hacer su trabajo; por otro lado, la maraña administrativa que tienen que explicar al joven empresario y, de la cual, no entienden prácticamente nada, porque nunca han tenido la necesidad de preocuparse por estas cuestiones.

Señores gobernantes, señores catedráticos y académicos, señores empresarios, cambien de actitud. Orienten sus acciones a lo que, en unos casos, dicen sus monólogos, y, en otros casos, muestran sus inacciones, aunque intenten disimularlo.

Gracias por, al menos, intentarlo con sinceridad.

Y aunque la cita semanal la he mostrado al principio de la publicación de hoy, no me olvido de la cita semanal con la música. Empezamos curso con un video musical lleno de energía.







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