El cierre del ejercicio: un ciclo natural.

Llegamos al final del ejercicio.

Enterramos un año para poder celebrar el nacimiento de otro año. Un ciclo natural que primero debe morir, para después poder nacer. Porque si no se cierra, no se puede abrir.

Es momento de hacer balance de lo ocurrido en el ejercicio que muere, meditar los fallos, aprender de ellos, razonar el porqué de ciertas decisiones, no flagelarnos con el azote del látigo de los errores, no lamentarnos por los objetivos no alcanzados. es momento de celebrar que tenemos por delante un nuevo ejercicio, un ejercicio que nace fresco, lozano, completamente a nuestra disposición.

Por fortuna, la naturaleza es tan sabia, que repite una y otra vez su ciclo natural, de forma eterna, de forma paciente, un ciclo tras otro, y tras la oscuridad del otoño, siempre viene la luz del invierno, una luz que se abre paso cada día con más fuerza, día tras día sin descanso, para permitir la explosión de vida de la primavera, joven, lozana, con una continua sonrisa, porque sabe que sus picores adolescentes, darán paso a la madurez del verano, cuando apetece hacer de todo, de todo, menos aletargarse, porque para eso ya habrá tiempo en el nuevo otoño.

Siguiendo los consejos de la madre naturaleza, con esta entrada también cerramos ejercicio en este blog. Tanto mi estimado amigo e inestimable colaborador de este blog, José Vicente Verdú, como yo, nos tomamos unos días de descanso en las publicaciones de este blog.

Y como el ciclo de vida de la naturaleza, volveremos con la cada día más resplandeciente luz del invierno, con nuevos contenidos que deseamos, de todo corazón, que les ayuden en su labor profesional diaria.

Nuestra siguiente publicación será el próximo siete de enero. Hasta entonces, que pasen todos ustedes unas felices fiestas. Den descanso a su mente y a su cuerpo y disfruten de la vida.


Que tus elecciones reflejen tus esperanzas y no tus miedos.
Nelson Mandela (Político y filántropo sudafricano)













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