Contabilidad analítica: que no pague los platos rotos.

En muchas empresas pequeñas y con muchos empresarios autónomos, he podido comprobar que cuando se dan cuenta de que su producto o su servicio, siendo bueno, no da para mantener la empresa en toda su estructura, es demasiado tarde.

El control de la empresa en los departamentos, secciones o actividades que no participan de forma directa en un proceso fabril o en la prestación de un servicio, suele ser mucho menos estricto que en los que sí participan.

Como consecuencia de ello, la estructura de la empresa engorda donde no debe.

Que una contabilidad analítica refleje beneficios, no significa necesariamente que la contabilidad financiera también los refleje. Es más, la contabilidad financiera tarda un periodo de tiempo en reflejar lo que la contabilidad analítica nos está avisando de forma casi inmediata.

Y para cuando la contabilidad financiera empieza a dar señales de que algo va mal, la enfermedad ya precisa de la cirugía agresiva.

El problema radica en que en las empresas a las que me estoy refiriendo, (pequeñas y autónomos), prestan una atención estricta a la analítica de los procesos, ya sean fabriles o por la prestación de servicios, pero no usan la misma estricta mirada sobre lo que no es un proceso estrictamente productivo.
A esto, debemos añadir que mientras la contabilidad financiera da beneficios, la bonanza hace que el empresario piense que todo va bien y que esa situación perdurará, con lo que se toman decisiones con una alegría que desafía la debida prudencia en toda decisión empresarial.

Es a partir de ese momento, cuando el empresario se da cuenta que no ha prestado la suficiente atención a la contabilidad analítica, de que ha aumentado su departamento contable, con la finalidad de que no se le retrase la contabilidad financiera a la hora de preparar y revisar las liquidaciones impositivas.

Es entonces cuando se da cuenta de que los indicadores a los que prestaba mayor atención, eran sobretodo indicadores de la salud financiera; y esto, no significa en modo alguno, que los indicadores analíticos estén también bien de salud.

Cuando éstos últimos reflejan un resfriado, no lo duden, más tarde o más temprano, los indicadores financieros cogen una pulmonía.

Vigilen la contabilidad analítica, tanto o más que a la contabilidad financiera, pero que no sea la contabilidad analítica la única responsable de pagar los platos rotos.

La reflexión de esta semana está dedicada a los que luchan por sus sueños, con perseverancia y constancia:

@OrtografiaReal
El éxito no es para siempre y el fracaso no es el final, lo que cuenta es el valor de seguir adelante y corregir nuestros errores.


Y para soñar, para evadirse en sensaciones que sólo se pueden percibir cuando los sonidos son pura melodía, os dejo el siguiente video musical:





Comentarios