Contabilidad financiera: antítesis del dédalo.

La base de una contabilidad financiera es la organización.

Sin organización no puede haber una contabilidad financiera adecuada. Es más, la información que nos suministra una contabilidad desorganizada, nos lleva a tomar decisiones erróneas.

Si no prestamos especial cuidado al uso correcto de las cuentas contables y sus normas escritas, podremos ver balances y cuentas de resultados, pero nunca estaremos tranquilos con el resultado obtenido.

Hay normas no escritas que mejoran la contabilidad financiera. Son las normas que surgen del raciocinio. Estas normas lógicas, hay que usarlas incluso si al leer las normas escritas notamos que nos chirría el sentido común.

Las inversiones son activos. Los gastos son recursos aplicados a la explotación.

Ahora díganme ustedes. La compra de una calculadora cuyo valor de adquisición es, pongamos por ejemplo, 50,00€, y cuyo uso será exclusivamente en el departamento administrativo, ¿es un gasto o es una inversión?

Si lo ponemos como gasto debido a su escaso valor de adquisición, perdemos la posibilidad del seguimiento debido a un bien activo, por muy escaso valor financiero que tenga.

Si lo ponemos como inversión, nos obligamos a una operativa de control, cuyo coste de control es superior al mismo valor del bien activo, (amortizaciones, fichas de activo, etc.)

He visto en muchas contabilidades ambas operativas. Una calculadora formando parte del mobiliario o una calculadora formando parte de las compras corrientes de la cuenta de explotación.

Sin embargo, el registro correcto es cuando la calculadora forma parte del utillaje. Porque el análisis previo está claro: es una herramienta que usará un administrativo, por lo tanto, no será un utillaje en el sentido estricto de un utensilio usado para producir o una herramienta para un mecánico; es un utillaje administrativo.

La calculadora formará parte del activo, pero su control será más sencillo y su control no se perderá en la cuenta de explotación que se cierre en ese ejercicio.

Si algo se tiene que evitar es que la contabilidad financiera se convierta en un dédalo. La confusión se evita con un análisis previo, exigiendo a los contables objetividad y claridad, usando el raciocinio, las normas escritas y al final, el más común de los sentidos: huir del dédalo.

La frase para esta semana es sencillamente magistral:

Vacía tu bolsillo en tu mente, y tu mente llenará tu bolsillo. Benjamín Franklin

Y una pequeña demostración de que incluso la música más bonita, se puede interpretar con humor. Espero que al menos, os arranque varias sonrisas:



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