La contabilidad financiera y el empresario imprudente.

Al final de mi última publicación, 'Las contabilidades de una empresa', dejaba bien claro que la llevanza de una contabilidad, no significaba necesariamente, controlar una empresa mediante la estricta utilización del Plan General Contable.

En ese mismo sentido, agradezco un comentario de mi buen y gran amigo José Vicente Verdú, cuando me advertía que me había olvidado de la contabilidad 'del gancho'.

He de reconocer que al principio me quedé descolocado. ¿Contabilidad 'del gancho'?. Y siguiendo uno de mis principios, 'cuando algo no se sabe, lo mejor es preguntar a quien sí sabe', esperé la respuesta de mi mentor, que no se hizo esperar.

Su respuesta me ha hecho recordar mi niñez. Cuando mi abuelo, un carpintero que era capaz de convertir unos bastos troncos en una obra de arte arquitectónica, me llevaba con él cuando visitaba a sus clientes. Cuando mi abuelo les entregaba el papel de lo que se debía, el cliente descolgaba un montón de papeles de uno de los dos ganchos, (el que más papeles tenía), y poniendo el de mi abuelo al final de todo el montón, volvía a colgarlos todos en el gancho, en este caso, el de los papeles a pagar. El orden indicaba, según el grosor del montón, cuando cobraría mi abuelo.

Como era lógico, el cliente tenía otro gancho, el de los papeles a cobrar, pero al contrario que antes, el espesor de papeles que contenía éste, era mucho más liviano.

La contabilidad 'del gancho' es la precursora de la contabilidad financiera. No mide lo que se gana por unidad producida o servicio prestado, (contabilidad analítica o de costes); tampoco mide si se cumple lo previsto por objetivos y estrategias, (contabilidad presupuestaria); lo que mide es cuánto tengo en el bolsillo, usando un sencillo principio empresarial: lo primero, cobrar, lo segundo pagar, y lo tercero, no gastar si no se cumple con lo segundo.

La contabilidad 'del gancho', hace honor al Plan General Contable de 2008, en su primera parte, (Marco conceptual de la contabilidad), en su artículo tres, (Principios contables) y en su apartado 3.4:

'Prudencia. Este principio se basa en que las estimaciones y valoraciones deben ser manejadas con prudencia en condiciones de incertidumbre. La prudencia no justifica que la valoración de los elementos patrimoniales no responda a la imagen fiel que deben reflejar las cuentas anuales.
Únicamente se contabilizarán los beneficios obtenidos hasta la fecha de cierre del ejercicio. Por el contrario, se deberán tener en cuenta todos los riesgos.'

Mi abuelo fue un gran carpintero y un empresario imprudente: no usaba la contabilidad 'del gancho'.

Sean ustedes prudentes: empiecen usando ésta contabilidad, y cuando los papeles no le quepan en los ganchos, por favor, no usen más ganchos, busquen un profesional que les lleve la contabilidad financiera y que les suministre la información detallada de, primero, cómo van los cobros, segundo, cómo van los pagos, y tercero, cuánto se puede gastar, porque se va a cumplir sin problemas con lo segundo.


Hoy os traigo una reflexión que debe regir todos nuestros días. Es Don Quijote quién se lo recomienda a Sancho. Y como todo lo que escribió D. Miguel de Cervantes en su maravillosa obra, es puro sentido común.



Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, por entre los sollozos e importunidades del pobre.


Seguro que el video musical de esta semana, les hace sonreír y bailar. Con ustedes la portentosa voz de Christina Aguilera.

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