Dirigir: el verbo del empresario.

Lo que hace fuerte a un empresario es conocer sus limitaciones. Conocerlas, es la mejor manera de empezar un negocio cuyo objetivo sea la continuidad en el largo plazo y el logro de beneficios.

El empresario se tiene que dedicar a lo que conoce en profundidad, a lo que le apasiona: su profesión.

Si no lo hace así, habrán muchas oportunidades que le pasarán desapercibidas. El enorme esfuerzo que le supone afrontar cuestiones y tareas que otros harían mejor que él, le harán perder horas y horas que serían muchísimo más productivas, si las usase en lo que él sabe que es el mejor.

Hay empresarios comerciales, les apasiona vender, convencer, cerrar tratos y obtener el mayor margen en cada operación de venta.

Hay empresarios carpinteros, les apasiona la madera, tallarla, moldearla, crear calidez con tan noble material.

Hay empresarios financieros, les apasiona generar grandes beneficios por el sólo hecho de mover el dinero sin necesidad de contar los billetes uno a uno.

Podríamos decir que hay empresarios de cada uno de los oficios conocidos o por conocer. Pero todos y cada uno de ellos tienen un elemento en común, una cualificación que les es innata, un verbo sin el cual es imposible emprender: dirigir.

Ser el mejor en su profesión y dirigir con pasión. Esa es la clave. Un gran empresario, lo es, no por el tamaño de su empresa ni por el volumen de la facturación, sino por su sabiduría en la dirección y por su pericia en la elección de los componentes de su equipo.

Los componentes del equipo, ya sean asesores, empleados o de ambas categorías, tiene que haberlos elegido el empresario, porque sólo él conoce sus deficiencias y por lo tanto, sólo él sabe con exactitud cuales son los perfiles que precisa.

Os propongo que todas las mañanas de esta semana, antes de ir a vuestra empresa, reflexionéis sobre el siguiente pensamiento:

"Para empezar cualquier proyecto, hace falta coraje, agallas y arrojo. Para terminar cualquier proyecto, hace falta tenacidad, firmeza y constancia."

Y como ejemplo de motivación, os aconsejo que veáis cómo empezó el creador de la empresa Luxottica, (con poco dinero y mucho coraje), Leonardo del Vecchio.

Por último, esta semana les recomiendo una canción de Sam Cooke: "Wonderful World". Escúchenla todas las mañanas y verán como no pueden evitar salir de casa con una sonrisa.

Hasta la semana que viene, Dirijan con sabiduría.

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