Cuando la niebla nos rodea, se transforma todo en premonición, presagio, presentimiento de que algo malo está al caer. Nos rodea la invisibilidad. Nos abraza la inseguridad por no ver mucho más allá de nuestras narices.
Cuando un contable siente la presencia de un auditor, la niebla hace su aparición perversa. Y la razón de ello es pura lógica: el contable intuye el desastre por la inseguridad en su trabajo. La incertidumbre es el preámbulo del resultado de la auditoría.
Si un contable desarrolla su trabajo con la premisa de una responsabilidad asumida en su totalidad, no debe temer nada. La niebla no aparecerá. El Sol será su estandarte, su guía, su camino, su honorabilidad, su honestidad. Y, como consecuencia de ello, nada deberá temer.
Ustedes, ¿nunca han notado esa sensación de mal mirados, de recibir conjuros anti auditores?
¡Cómo no! La naturaleza se refleja cual yin yang, tanto en los auditores como en los contables. Todos tienen la doble vertiente de la unidad. El sí y el no. El claro y el oscuro. La niebla y el cielo despejado. El contable y el auditor. Porque ambos se complementan. Uno, no es nada sin el trabajo del otro. Pero eso no significa que tengan que taparse mutuamente los errores que se hayan cometido; a la única que perjudica eso, es a la empresa.
El pánico a ser auditado solo tiene una explicación: la mala conciencia.
En este caso, el examen de conciencia corresponde a los contables; el examen de conciencia es de ellos, los auditores examinan la conciencia de los contables; al igual que los tribunales examinan la conciencia de los auditores.
Pero todos ellos, deben examinar su conciencia íntimamente, todos los días. Porque ese es el primer examen y el más necesario. No seamos necios. Cuando el día se convierte en crepúsculo llega el examen de conciencia, si sentimos que el día no ha sido productivo ni honesto con uno mismo, el primero en darse cuenta de ello es él mismo.
Para nosotros, los auditores, no hay nada más claro que los contables recelosos; aquellos que casi de antemano te dicen sin pronunciar palabra alguna:
- ¡Por Dios!, ¡sea benevolente! No he hecho los deberes de forma correcta pero he cumplido con mi responsabilidad.
- ¡Por Dios!, ¡sea benevolente! No he hecho los deberes de forma correcta pero he cumplido con mi responsabilidad.
Esos contables, (obviamente no lo son todos, ni mucho menos), no entienden que no basta con cumplir responsablemente con sus obligaciones. Además, se requiere actitud, dignidad y respeto por su profesión y por su empresa.
Asumir los errores es el primer paso para mejorar. El examen de conciencia diario, es el primer paso para asumirlos.
La cita semanal, nos viene como anillo al dedo. Mediten en todo lo que encierran unas pocas palabas bien enlazadas. Nunca se rindan ante las derrotas. Las derrotas son necesarias. Sin ellas nunca venceremos.
"El arte de vencer se aprende en las derrotas".
- Simón Bolívar
- Simón Bolívar
Siempre pienso que la música electrónica es la gran incomprendida de los sonidos actuales. No me pregunten el porqué, ni yo mismo lo sé. El caso es que cuando quiero no parar, cuando quiero sentir la adrenalina del vigor juvenil, escucho esta música y, os lo aseguro, me siento en plenitud, ¿no les ocurre lo mismo?
Comentarios
Publicar un comentario